Siguiendo con la sana costumbre de mostrar las cosas que hacen los amigos, hoy me referiré a quien decora nuestras dermis. Aunque no en mi caso, nunca me llamó la atención dibujarme nada en la piel.
Me encanta esta figura, pues siendo como es La Muerte, la muestra con un cierto toque distraido, distraida de su labor incuestionable e inevitable, incluso con un punto de vulnerabilidad. Todo ello se concentra en torno a la cara y la mano con los naipes, que coincide con la zona más contrastada de claro-oscuros. Es esa oscuridad bajo la túnica, la que nos recuerda lo peligroso de ese ente misterioso pese a su reposada actitud.
Según nos alejamos de este punto dramático, la figura pierde en definición de sombras, ayudando al efecto etéreo, a la ligereza de quien no necesita del suelo para desplazarse o descansar, aunque irónicamente parezca apoyada en la guadaña a modo de callado, para no ser arrastrada por el viento que mece su harapienta túnica.
Como el autor me ha comentado, en un principio estaba diseñada para reproducirse en un hombro, pero para hacerle justicia, preferiría plasmarla en un brazo (de codo a hombro). Solo falta quien quiera lucirlo.
STA BUENO T TATUAJE. PENSANDO EN HACERME UNO YO .(y) SLDOS
ResponderEliminarGracias. No dejes de visitar la página de su diseñador.
ResponderEliminarUn saludo