Tu cabeza, tu gesto, tu aire,
son hermosos como un hermoso paisaje.
La risa juega en tu rostro
como una brisa fresca en un cielo claro.
Los refurgentes colores con los que salpicas tus vestidos,
vuelcan en los poetas
la imagen de una danza de flores.
Esos trajes locos son el emblema de tu espíritu abigarrado
loco como yo estoy, te odio tanto como te amo.
A veces en un hermoso jardín
donde arrastraba mi atonía
he sentido como una ironía
al son desgarrar mi pecho,
y la primavera y el perdón
tanto han humillado mi corazón
que he purgado sobre una flor
la insolencia de la naturaleza.
Así yo quisiera una noche
cuando la hora de las voluptuosidades suena
hacia los tesoros de tu persona
como un cobarde deslizarme sin ruido,
para castigar tu carne gozosa
para magullar tu seno perdonado
y hacerte a tu vientre asombrado
una herida ancha y profunda
y vertiginosa dulzura
através de esos rayos recientes
más deslumbrantes y más bellos
infundirte mi veneno, hermana mía.
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