martes, 18 de agosto de 2009

Aprendiendo de: Andrés Jaque

Casa sacerdotal, Plasencia. Portada de Arquitectura Viva nº 100.

Os he estado comentando la experiencia vivida durante la bienal de arquitectura este julio en Santander y lo aprendido con diferentes arquitectos, pero no resulta justo olvidarme del director del taller, quien se dedicó en cuerpo y alma dos semanas enteras para nuestro disfrute.


Cuando habla de su trabajo, inmediatamente hace referencia a los medios de comunicación, a los canales que estos abren para el diálogo y el debate, y como este debate, conforma auténtica arquitectura. Un ejemplo claro es cómo los usuarios de casas ecológicas, intercambian experiencias en foros de inter-net, buscando la mayor eficiencia ecológica de sus viviendas. Así pues, Andrés Jaque intenta participar en dichos debates, teorizando acerca de cómo han de ser las viviendas y poniendo en práctica lo reflexionado en diversos proyectos.

Casa Tupperhome.

Este proyecto, es el que le ha dado más repercusión en sus examinados medios de comunicación, llegando a tener el permiso de la empresa Tupperware, para la utilización del nombre. La casa comienza con la necesidad de acoger a 4 hijos de una misma familia, en un pequeño estudio de apenas 28 metros, mientras que los padres recién jubilados, regresaban a su Galicia natal. La reflexión acerca de cómo se crea hogar lejos de una madre, llevó a Jaque a imaginar tupperwares llenos de comida casera viajando a casa de los hijos. Todos, durante nuestra vida de estudiantes, hemos tenido esa suerte alguna vez y ciertamente parece que tenemos un cachito de madre en nuestro retiro universitario.

Pero lejos de querer asemejar la vivienda a un cúmulo de tupperwares, salvo la utilización de materiales plásticos propios del lenguaje del arquitecto, las reflexiones de Andrés Jaque llegan al concepto comercial de la marca, no realizando publicidad masiva, sino subcontratando amas de casa que hacen demostraciones con grupos de amigas, para convencerlas de la idoneidad del producto. Así pues, imagina la posibilidad de que este primer cliente mediante invitaciones a su casa, convenzca a más amigos de la idoneidad de vivir en una casa tupperhome, llegando a crear un producto catalogable y exportable a cualquier sitio. Sociedad Tupperhome.


The Rolling House, Barcelona.


Otra de las magníficas experimentaciones realizadas, versa sobre las casas compartidas: pisos pateras, casas erasmus, profesionales jóvenes que comparten pisos alquilados por habitaciones... en definitiva, todos aquellos que sufrimos viviendas diseñadas para familias (única tipología de vivienda antes diseñada), provocando conflictos a la hora del reparto de las habitaciones y dejando patente la necesidades de más espacios compartidos.
Para dar respuesta a esta problemática, surge la Rolling house, la cual centra la convivencia en un espacio diáfano, con mobiliario desplazable y que soluciona las necesidades de convivencia de la población estudiantil, mientras dispone de habitaciones a cada habitante, en las que guarecerse en el mundo interior del individuo.
Es habitual que comparen mis trabajos con puticlubs de carretera, con la intención de ofender. Pero a mi no me ofenden, los puticlubs me parecen bonitos.
Esta frase, que sacada de contexto puede resultar extraña, define de forma aparente a este arquitecto. Detrás de un lenguaje de llamativos colores y materiales ligeros e industriales que nos distrae del mensaje, aparece un analizador minucioso que acerca la sociedad a la arquitectura y no al contrario, como intentan hacer otros. Analizando las formas de vivir, llega a los modelos de vivienda que deberían ser construidos.


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