domingo, 10 de mayo de 2009

Utopías

 
Utopía de Thomas Moroe, puede ser el primer intento moderno de imaginar una ciudad ideal, tal fue su calado en la sociedad, que raro es el idioma que no haya asumido el título de su tratado como sinónimo de "Plan, proyecto, doctrina o sistema optimista que aparece como irrealizable en el momento de su formulación" RAE.
 
Pero la historia del urbanismo está llena de intentos de formalizar una ciudad ideal, que cumpla de tal forma su cometido, que sus habitantes sean mucho más capaces de ser felices por el simple hecho de habitarla. Ya los griegos y romanos formalizaron mediante tratados, cómo debían ser las "Polis" y urbes, pero carecían en muchos casos de la sensibilidad debida a los lugares en los que actuaban, estableciendo un plan preconcebido, forzando al terreno para acoger lo ya ideado. Timgad, Túnez (abajo).


Durante el renacimiento, se descubren los tratados de Vitubrio y a partir de estos se replantean los idearios de las ciudades. Pero de nuevo se crean urbanismos de papel, no anclados al terreno, tanto los italianos que solo vieron materializada Palmanova (cerca de Venecia y que fascinantemente conserva aun su urbanismo original incorrupto), como las ciudades dibujadas en el Archivo de Indias en Sevilla para las nuevas colonias americanas.

Siglo tras siglo, los urbanistas se esforzaron en plantear sus utopías, pero tal vez la mayor de ellas, sea la ciudad de París. Una ciudad reideada por y para Napoleón III (Haussmann mediados del S. XIX). Y como la gran mayoría de sus predecesoras, fue el aspecto bélico el que predominó sobre los demás, pero no el de enemigos externos, sino el del control de la población siempre dispuesta a tomar las calles para decidir por si misma su devenir. La capital francesa le debe todo a dicho plan, todo su glamur, todo su romanticismo, todos sus ingresos por turismo (y a la torre Eiffel, lo admito). Solo echo de menos el urbanismo original en la isla de Notredame, pues ahora la afamada morada de Cuasimodo, queda fuera de escala, enpequeñecida por sus nuevos vecinos.


Y llegaron los nuevos medios de transporte, los cuales cambiaron la forma de habitar las ciudades de tal forma, que estas se tubieron que adaptar a ellas empeorando en muchos casos nuestras calles con atascos, aceras insuficientes, contaminación del aire y acústica... pero de igual modo, nos permitieron vivir las ciudades de forma más amplia, pudiendo cruzarlas en breves espacios de tiempo y ampliando el radio vividero, donde trabajamos, vivimos y tenemos a los amigos.
Así pues, las utopías también cambian sus puntos de vista, planificando las circulaciones según los medios de transporte, imaginando muchas veces como serán estos en el futuro como hoy nos sorprende en casos como "1984" o los idearios de Wrigth. La Città Nuova, di Antonio Sant'Elia, 1914 (abajo).


De igual modo, el radio de acción debido a estas nuevas formas de circular crecen, no quedando acotada la actuación a una ciudad, sino diseñando áreas metropolitanas enteras y dividiendo las funciones entre varios núcleos de población. En realidad es lo que involuntariamente hemos hecho la sociedad sin pretenderlo, en donde ciudades importantes se sirven de otras periféricas en las que viven aquellos que quieren escapar del trasiego de las grandes urbes, o simplemente no pueden permitirse vivir en ellas.
Al margen dejaremos las propuestas más insostenibles que surgieron a mediados del siglo XX, como la ciudad enchufable de Peter Cook (abajo), la ciudad movible o sabe Dios que otras invenciones. Sin embargo sí nos dieron auténticas utopías en Brasilia, un ejemplo palpable de la ciudad ideal del movimiento moderno siguiendo casi a rajatabla la carta de Atenas de 1933. En las ciudades dormitorio parisinas denominadas "villes nouvelles", fue el post-modernismo el predominante, con Ricardo Bofill como gran referente español y que en mi humilde opinión, encuentro muchas veces desafortunadas.



Entonces, ¿cómo ha de ser la ciudad utópica de hoy en día?

Es muy difícil decirlo con certeza, pero según lo dicho hasta ahora, en mi opinión debieran seguir una serie de normas:

Ante todo, responder al lugar en el que se emplacen, por lo que nuestra ciudad deberá surgir del terreno y no ser impuesta a él.
Deberá dar servicio a una cultura establecida, no forzar hábitos de vida, sino ser diseñada en torno al carácter de la población del país en el que se encuentre.
Seguirán separándose los medios de transporte del tránsito peatonal, dedicando cada una de las vías a un tipo de vehículo y haciendo mínimo el contacto de coches y transeúntes.
Se atenderá a la escala humana como única posible, dejando la monumentalidad para edificios representativos. Hay que tener en cuenta que la percepción humana cambia si el habitante se encuentra caminando para comprar el periódico, o en coche en dirección al trabajo, por lo que las vías de alta capacidad permitirán secciones de mayor altura que las residenciales.
Se establecerán una serie de centros urbanos que den servicio público dotacional, formando un sistema policéntrico, lo que ayudará a la manutención de un mismo carácter urbano a todos los sectores de la ciudad y la no degradación de barrios en favor de otros.
No se podrían concebir grandes complejos de edificaciones, quedando los edificios limitados en tamaño y extensión, en favor de la pluralidad de diseño. Con esto, ayudaríamos a la confección de carácter propio de la ciudad y rechazaríamos la imagen de colmena. Cada habitante es diferente, por lo que sus casas son diferentes y personales, así pues han de serlo las calles, los jardines, los comercios, etc.´Debe apostar por la vivienda en altura, pues la baja densidad es sinónimo de dependencia de coche, el cual tendría que llegar a ser prescindible, en favor del metro o el autobús.Han de servirse y servir a todas las localidades de sus alrededores, por lo que han de estar bien comunicadas y han de permitir la comunicación mediante transporte privado y público. Teniendo en cuenta que cuanto mejor sea el público, más será demandado. Y por último, deberán hacer participe a la ciudad, de la naturaleza que les rodea. ¿Qué mejor parque que el diseñado por una divinidad?.
 
Proyecto para la capital unificada de Korea, Andrés Perea Ortega (en "construcción").


Pero pese a todo lo argumentado, pese a soñar como tantos otros lo han hecho antes con diseñar una población, soy partidario de vivir en una ciudad histórica, una urbe cuyo carácter haya sido marcado por acontecimientos históricos, por el paso de diferentes culturas. Me enamoran las ciudades que esquina, tras esquina, guardan una sorpresa en forma de iglesia, palacio, o teatro. Esforcémonos en guardar estas, en hacerlas más adecuadas para el peatón y garantizar su adecuado crecimiento.

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