martes, 21 de abril de 2009

En busca de la inspiración

Estadio Olímpico de Pekín de Herzog y de Meuron y "Cubo de Agua" de PTW Arquitectos.
Son conocidas las inspiraciones que llevaron a ambos estudios a diseñar sendos edificios. Los suizos se fijaron en el nido de una golondrina, pájaro simbólico en China, mientras que los australianos concentraron su mente en la fórmula matemática que permite la formación de las burbujas de jabón.
Al carecer de referencias urbanísticas cercanas por tratarse de una nueva ampliación de la ciudad, los arquitectos transportaron imágenes icónicas que fuesen suficientemente poderosas como para sobresalir por si mismas y suponer un icono, un símbolo de identidad para la ciudad y el propio evento deportivo.
Pero pocas veces disfrutamos de estas libertades, normalmente hemos de lidiar con edificaciones medianeras o próximas, lugares con historia y carácter propio. Es en estas situaciones en las que luchamos por esa idea genial, por esa imagen que surja de nuestra cabeza y nos indique como ha de ser el nuevo edificio. Son estas ocasiones las que más admiro, las que envidio, las que lucho por lograr.










Moneo por ejemplo, se centra en la historia del lugar de la forma más clara en el Archivo general de Navarra. Al tratarse del antiguo y fatigado palacio de los reyes pamploneses, decide rehacer el castillo ya perdido, para lo que cierra el patio ya desaparecido y reinventa una torre del homenaje en donde guardar los documentos. Pero no solo en la forma nos recuerda su origen, sino que para diferenciar los muros conservados y los proyectados por el arquitecto, decide emplear la piedra que siempre a vestido el volumen, tallando de forma artesanal la que recubre los antiguos lienzos y de forma industrial las de los nuevos.

Siguiendo con reformas de castillos, Nieto y Sobejano disponen en Moritzburg una cubierta de la que cuelgan las nuevas salas. Como ellos mismos defienden: como arquitectos de origen mediterráneo, nos sorprendió sobremanera el tamaño y presencia de las cubiertas en las ciudades centro europeas, por lo que consideramos que desde estas podíamos cerrar las alas del castillo a reformar y disponer colgadas del "tejado" las nuevas salas.

A Herzog y de Meuron por su parte, la idea generatriz del proyecto se la dio la propia Jerez en el proyecto para la Ciudad del Flamenco. Su historia y urbanismo islámico les indicó la necesidad de diseñar un edificio volcado hacia el interior y a una serie de patios, mientras que es recubierto de una piel que resulta de la conjunción de una serie de palabras escritas en árabe. Una vez más es la historia la que señala por donde ha de ir el edificio.


En el caso de Souto de Moura en Braga, es también la historia la que le da la respuesta, pero no la del lugar, sino la de "tipo" arquitectónico. El arquitecto portugués indica que para inspirarse a la hora de estudiar este proyecto, no se fijó en la arquitectura actual, sino que viajó a Grecia e intentó reflejar el espíritu de los teatros clásicos helenos. Al disfrutar de una ubicación similar a la que tenían estos, entendió como adecuado que su estadio siguiese las mismas normas: debía apoyarse en la roca, reposando el graderío en esta y hacer que la montaña abrazase la "escena", en este caso el terreno de juego. el problema es que los campos de fútbol se cierran para acoger mayor cantidad de público, por lo que el anfiteatro no reposado en la colina, se sustentaría en esta mediante un atirantado que discurriría por la cubierta. A su vez los fondos detrás de las porterías, quedan abiertos a la naturaleza como ocurre en los edificios griegos que no se completan en el lado del escenario, permitiendo así el contacto visual con la "natura" circundante.


Para Steven Holl, la inspiración acudió a su cabeza tras el profundo estudio de los edificios a unir en el Higgins Hall. Al ver su actuación resulta obvio que la pieza que une los volúmenes pre existentes, resulta de la continuación de los forjados antiguos y de una unión mediante rampas y escaleras en el punto de cruce. Podríamos señalar que son las antiguas construcciones las que se han abrazado de forma natural, de forma más ligera que sus fisonomías iniciales, pero con la lógica organizativa inicial.


Pero este mismo arquitecto nos muestra como también podemos llegar a resultados discutibles si nos encerramos en ideas impropias del lugar o el espíritu del edificio. Holl fue capaz de construirle a un cliente una casa a las afueras de Nueva York que constaba de 24 ventanas, que según él, quedaban justificadas por ser el número de capítulos que conforman la "Iliada" de Homero. Un capricho que al parecer no ha contentado al cliente.
P.D. Siento la parrafada que dudo que muchos hayáis logrado soportar hasta el final. Mi intención no ha sido la de demostrar todo lo que sé, sino ordenar mi cabeza y organizar el concepto de "inspiración" tan buscado por los arquitectos, mediante ejemplos prácticos. Con esto solo intento que mi mente priorice mejor en el futuro las ideas que han de regir un proyecto, y si de paso os ayuda a alguien, mucho mejor.

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