Moneo por ejemplo, se centra en la historia del lugar de la forma más clara en el Archivo general de Navarra. Al tratarse del antiguo y fatigado palacio de los reyes pamploneses, decide rehacer el castillo ya perdido, para lo que cierra el patio ya desaparecido y reinventa una torre del homenaje en donde guardar los documentos. Pero no solo en la forma nos recuerda su origen, sino que para diferenciar los muros conservados y los proyectados por el arquitecto, decide emplear la piedra que siempre a vestido el volumen, tallando de forma artesanal la que recubre los antiguos lienzos y de forma industrial las de los nuevos.
Siguiendo con reformas de castillos, Nieto y Sobejano disponen en Moritzburg una cubierta de la que cuelgan las nuevas salas. Como ellos mismos defienden: como arquitectos de origen mediterráneo, nos sorprendió sobremanera el tamaño y presencia de las cubiertas en las ciudades centro europeas, por lo que consideramos que desde estas podíamos cerrar las alas del castillo a reformar y disponer colgadas del "tejado" las nuevas salas.
A Herzog y de Meuron por su parte, la idea generatriz del proyecto se la dio la propia Jerez en el proyecto para la Ciudad del Flamenco. Su historia y urbanismo islámico les indicó la necesidad de diseñar un edificio volcado hacia el interior y a una serie de patios, mientras que es recubierto de una piel que resulta de la conjunción de una serie de palabras escritas en árabe. Una vez más es la historia la que señala por donde ha de ir el edificio.
En el caso de Souto de Moura en Braga, es también la historia la que le da la respuesta, pero no la del lugar, sino la de "tipo" arquitectónico. El arquitecto portugués indica que para inspirarse a la hora de estudiar este proyecto, no se fijó en la arquitectura actual, sino que viajó a Grecia e intentó reflejar el espíritu de los teatros clásicos helenos. Al disfrutar de una ubicación similar a la que tenían estos, entendió como adecuado que su estadio siguiese las mismas normas: debía apoyarse en la roca, reposando el graderío en esta y hacer que la montaña abrazase la "escena", en este caso el terreno de juego. el problema es que los campos de fútbol se cierran para acoger mayor cantidad de público, por lo que el anfiteatro no reposado en la colina, se sustentaría en esta mediante un atirantado que discurriría por la cubierta. A su vez los fondos detrás de las porterías, quedan abiertos a la naturaleza como ocurre en los edificios griegos que no se completan en el lado del escenario, permitiendo así el contacto visual con la "natura" circundante.
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