viernes, 15 de abril de 2011

2012 El polémico doble centenario


Como navarro y más especialmente tudelano, espero con curiosidad los actos conmemorativos que el año que viene se celebrarán en torno a los centenarios que marcaron el carácter de mi antiguo reino y ciudad. A saber, el VIII centenario de Las Navas de Tolosa y el V de la conquista de Navarra.
Batalla de las Navas de Tolosa (1212):

Como bien sabréis, esta batalla supuso el final de la dominación Almohade en la península, siendo al tiempo la primera vez que los reinos cristianos ponen pie al sur de Sierra Morena. Para Navarra además, supone la alianza con Castilla y Aragón, que hasta entonces se repartían en secreto el modesto reino, a la espera de una posible invasión que ya en el 1200, supuso la conquista por parte de Castilla de Álava y Guipúzcoa.


Vidriera donde vemos a Sancho VII "El Fuerte" en la carga contra el Miramamolín en Las Navas de Tolosa. Se encuentra en Roncesvalles, junto a su sepulcro.

Y es que al margen de la importancia de la batalla en lo bélico, lo político y lo histórico, para Navarra tiene un especial carácter simbólico. El rey afincado en Tudela, de 2´15 metros de altura según los estudios hechos a su esqueleto (tenía a bien ganado su sobre-nombre), realizó por el flanco derecho la definitiva carga de caballería que debastarían las últimas formaciones musulmanas, la guardia personal del Miramamolín, quienes se encadenaban los unos a los otros para representar que nunca huirían del enemigo. Son estas cadenas quebradas por el propio monarca, las que fueron repartidas por todo el reino y terminaron formando parte del escudo del mismo según la tradición, y por tanto, también protagonistas del español en su cuartel inferior derecho.

Conquista de Navarra y proclamación de sus fueros 1512: 

Magnífica representación del Príncipe de Viana pintada en el S.XIX.

El S. XV estuvo marcado en Navarra por guerras civiles entre partidarios de diferentes monarcas. El Príncipe Carlos (Príncipe de Viana), era tan solo un niño cuando heredó el reino, por lo que su madre Blanca se casó de Nuevo con un miembro de la casa real de Aragón. Cuando el príncipe alcanzó la mayoría de edad su padrastro le negó la corona, formándose dos bandos: sus partidarios (Beamonteses) y los partidarios de los aragoneses (Agramonteses). Esta guerra se alargó durante decenios, terminando con la intrusión de los reinos Aragonés y Castellano en 1512, momento en el que Navarra perdería su independencia, a excepción de la Baja Navarra (merindad de Ultrapuertos, al norte de los Pirineos) que terminó siendo asimilada por Francia.

Fue en este año, cuando las tropas principalmente castellanas entraron en el viejo reino y conquistaron con pasmosa facilidad toda Navarra. Lo sorprendente fue, que una ciudad se negó a perjurar de sus monarcas, refugiados al norte de los Pirineos mientras el resto de localidades se habían rendido. El Duque de Alba primero, como comandante de las tropas invasoras y el Obispo de Zaragoza, al tiempo hijo de Fernando el Católico, después, trataron de rendir la plaza de Tudela sin éxito alguno. Tuvo que ser el propio Monarca Aragonés, quien mandase la rendición de la ciudad desde su base de operaciones en Logroño. La respuesta Tudelana fue honorable como ninguna:

Con toda humildad que podemos, a vuestra Majestad suplicamos y mandamos merced, no nos haga deponer en tan grande afrenta (jurarle obediencia), ni poner por obra tanto cargo a nuestras conciencias y honras, para que hayamos de cobrar, ni dejar a nuestros hijos  renombre de infidelidad, que es peor que la muerte.

Los meses pasaron y la ayuda que Tudela demandaba a las localidades vecinas y a los monarcas que intentaban armar una ofensiva de reconquista, nunca llegó. Carta a Juán de Labrit, rey de Navarra: Es cierto, muy excelentes señores, que en lo nosotros es, estamos muy conformes a perder nuestras vidas con todos sus bienes a vuestro servicio. Pero con los dichos mensajeros enviamos a decir, no nos hallamos con tantas fuerzas ni tan acompañados como querríamos, por ser solos, que ninguna villa ni lugar de la merindad, se quiere encerrar con nosotros, ni traer ningunas provisiones, esperando de día en día los ejércitos del Duque de Alba y la furia del Rey Fernando (...) les plegue darnos consejo y si es posible remedio.

Por desgracia para la ciudad, la furia de los ejércitos llegó en Septiembre, poniéndola bajo sitio dos fuerzas llegadas desde Tarazona y Calahorra para rendirla, muy superiores en número y armamento. Llegado el momento y viéndose solos, el 9 de Septiembre Tudela prometía deponer las armas, si era el propio rey el que las recogía. El 4 de Octubre se personó Fernando el Católico en Tudela a la que tan solo entró previo juramento de respetar sus fueros y que ratificó una vez más en la hoy catedral tudelana. Al igual que haría en Pamplona después con los Fueros del desde entonces Virreino de Navarra.


Tudela es pues, la última ciudad española que entró a formar parte de España (a excepción de Ceuta). La valentía y honor mostrados por nuestros antepasados, le valió a la localidad el nombre de: Muy Noble y muy Leal Ciudad de Tudela.   

Notas:

Desde ese mismo momento, Navarra se ha visto gobernada bajo su Fuero, siendo este adaptado con el transcurrir de la historia. Se asimiló como provincia en el S. XVIII, casí pierde sus fueros en el S. XIX durante las guerras Carlistas, no llegaron a refrendarse durante la segunda república y se defendieron de las ingerencias vascas que querían asimilar Navarra en su estatuto y finalmente se convirtieron en democráticos en 1982 con la ley de Amejoramiento del Fuero, nuestro particular estatuto de autonomía. 

Si, se adaptó el Fuero de 1512 a la democracia y la constitución, por lo que se consideró que no era necesario someterlo a referéndum, pues esta ley había existido desde el siglo XVI, no se trataba de un nuevo estatuto. Hecho este último, muy criticado en su día. Como anécdota, decir que las negociaciones con el estado central comenzaron con una pregunta: ¿Navarra es España?, a lo que la delegación navarra respondió con un simple, ¡Por favor!...

Y he aquí la polémica. El gobierno foral está preparando una serie de actos conmemorativos que celebre el V centenario de los Fueros, pero que los grupos independentistas critican por ser también la conmemoración de una invasión y la españolidad de Navarra. En las comisiones organizadoras encontramos representantes políticos de todos los partidos, expertos historiadores y una delegación gala que representa a la Baja Navarra, ese trocito de territorio que quedó al otro lado de los pirineos. Lo curioso es que si visitamos San Juan de Pié de Puerto, principal localidad de la merindad, podremos ver innumerables emblemas y símbolos navarros y vascones. Son tan navarros como sus hermanos prepirenáicos. 
 

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