domingo, 12 de diciembre de 2010

Comiéndonos Navarra...


Si en su día hablé del programa norteamericano Spain on the road again, en el que Mario Batali y amigos recorrían nuestra piel de toro en busca de la mejor gastronomía, haciéndonos una impagable publicidad turística en horario de máxima audiencia en EEUU, parece de justicia que haga lo propio con la producción de TVE Un país para comérselo.

Teniendo en principio el mismo objetivo que el anglosajón, el de mostrar y regocijarse con la gastronomía española, el español busca enseñarnos la tradición, más que la cocina de vanguardia, lo rural, más que lo atestado de "civilización", lo inalterado y estático en el tiempo. Sin contradecir a su predecesor, el programa de la televisión pública española no ha de malgastar esfuerzos en explicar el entorno o la cultura del lugar, pues se sobre entiende que el espectador ya sabrá de qué se está hablando, sino que se regodea en en el detalle poético, en el placer de las cosas pequeñas, simples y al tiempo complejas de nuestra tradición.

Algo a destacar de "Un País para comérselo", ha sido el de enseñarnos las regiones menos publicitadas, las comidas de "pobres" y pastores, los dulces de origen inmemorial y ayudarnos a redescubrir un país que tras ver el programa, tal vez no conocemos tan bien, ni sus orígenes humildes, ni sus bellezas naturales.

Centrándonos en el último capítulo de la -espero- primera de muchas temporadas y que fue dedicado a mi Navarra natal, no puedo sino enorgullecerme, y no solo por que este se rodase en Tudela y su ribera, sino por las pequeñas cosas que enseñan y que lejos de ellas, te hacen sentir huérfano. Ibarra en su huerto de la Mejana, enseñándonos sus alcachofas y mi verdura favorita, al tiempo que la más desconocida, la chicoria (la ensalada de chicoria no necesita nada más que aceite, un toque de vinagre suave y unas escamas de sal. El mayor manjar)... la oveja latxa y su queso de Roncal (el Idiazabal tampoco está nada mal), con el pastor Marengo serio, tímido de tan acostumbrado a la soledad de su valle... la buena carne roja, la mítica txuleta de asador o sidrería que probaron, y doy fe de ello, en uno de los mejores asadores... y todo mezclado en un apoteosis final con la mejor de las menestras de verduras, tal vez, el plato más laborioso, mimado y con meticulosos tempos de la gastronomía nacional.

Un magnífico programa que ruego veáis: Un país para comérselo, Navarra.

 


El programa, además, nos brinda la posibilidad de conocer originales gentes como "la Pinturitas" que retratase Txesko junto a uno de sus murales y es bien conocida en toda la Ribera por su habitual peregrinar de fiesta patronal, en fiesta patronal, además de su mural y su ecologísmo, no en vano, se dedica a limpiar las carreteras de acceso a su localidad por iniciativa propia desde hace muchísimos años. Y su alegría y energía desmesurada, no es resultado de la ingesta de ningún ungüento de Zurragamurdi.

Por último, remarcar la aparición del amigo Carlos, "jefe" del polígono de tiro de las Bardenas Reales. Como bien dice, un enamorado y gran defensor del entorno natural, aunque seguro habrá levantado ampollas en todos aquellos que piden desde hace muchos años la desaparición de este campo de prácticas de la OTAN, único para la aviación en todo el sur de Europa y el único con carácter desértico.



3 comentarios:

  1. SIIIIIII!!!
    Lo ví el otro día y me quedé flipao, jaja.
    Me parece a mí que estos dos pájaros no van a terminar su viaje, porque acabarán reventando de tanto comer, jaja.

    Juanma

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  2. a mi no me importaría tener su trabajo la verdad... y tampoco que me llegasé la horacon esa muerte.

    Un abrazo Juanma

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