lunes, 7 de junio de 2010

Maestro y Mascota

Le Corbusier y García Mercadal.

Parece a todas luces injusta la aseveración del título, pero he de reconocer que el moderno español me recuerda a un profesor al que no guardo en buena estima. La historia está llena de los personajes que la forjan en grandes batallas, con obras magistrales, o a base de memorables discursos, pero para que estos hechos lleguen a nuestros días, o sean reconocidos en el resto del mundo, es necesaria la función de trasmisores, contadores de los hechos.... historiadores, pintores, periodistas, etc.

Es el caso del arquitecto galo y el hispano. Para mayor gloria de Le Corbusier, al margen de los edificos que hoy estudiamos a conciencia durante la carrera, el maestro disponía de una serie de cortesanos que alababan cada uno de sus discursos como si de un divino rey persa se tratase, tomando su palabra como ley, propagando sus enseñanzas por toda Europa y peleándose su presencia en las escuelas y universidades. Así llegó el padre del movimiento moderno a España en 1928 traído por su "pequeño" amigo, bajo una fuerte presencia de medios de comunicación, toda una alegria para su "ego".

Esto diría Le Corbusier de España:

"las gentes de aquí están alimentadas de las savias más admirables (árabe, judía, italiana, griega). Pienso que abundará la imaginación. Y el hidalgo, elegante, hombre moderno, con clase, se asombrará, con una desenvoltura aparente, de esa austeridad apasionada que tan bien mantiene a distancia a los imbéciles".

Del señor García Mercadal, queda para la historia su papel importante para la hegemonía del movimiento moderno, y como anécdota, alguna obra, que sin ser mala, no goza de la calidad de sus maestros. Así he estudiado a este personaje.

Elpaís.com

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