jueves, 25 de febrero de 2010

La Revolución que no será televisada

Al igual que sucediese con el afamado documental sobre el 11-S, en el que un equipo francés de documentales hacía uno sobre un bombero novato y se encontraron sin quererlo en mitad del mayor ataque terrorista de la historia, Kim Bartley y Donnacha O'Briain se convirtieron sin esperarlo en testigos del golpe de estado, que finalmente no logró deponer a Hugo Chavez en 2002.

La cinta comienza, tras una breve presentación, mostrándonos un Chavez en una íntima conversación acerca de lo inapropiado del neo-liberalismo, dándose un baño de masas, o quejándose de la mala política de comunicación que hacen sus allegados. Una visión muy amable de quien suele ser noticia por sus salidas de tono y agresividad dialéctica. En definitiva, una primera parte de documental, que respondería a la intención inicial de los periodistas de retratar la verdadera cara de la supuesta Revolución Bolivariana que el presidente venezolano, trata de llevar a cabo, así como de la férrea oposición, que sobre todo desde los medios de comunicación privados se lleva a cabo.

Así transcurre el documenta hasta el 11 de Abril, cuando una gran manifestación es convocada en contra de Chavez. Al tiempo, otra diferente lo hace a favor y estas se encuentran. Tras diferentes encontronazos que la policía logra sofocar interponiéndose, una serie de francotirados comienzan a disparar... el plan para el golpe de estado estaba en marcha.

Y es entonces cuando vemos un capítulo lamentable más de la historia latino-americana. Cierto es que no siento ninguna simpatía por Chavez, pero nada justifica este episodio. Los medios de comunicación privados actúan de forma premeditada en favor de los golpistas, manipulando las imágenes de los disparos, para hacer creer a la opinión pública que son los chavistas quienes están causando las muertes, algo que en comparación a los medios de comunicación más extremistas de nuestro país, los convierte en hermanitas de la caridad.

Gracias a este documenal conoceremos mucho mejor al tirano venezolano, pues tras la traición a la democracia que supuso la actuación de las televisiones privadas, no es de extrañar que después buscase cualquier tipo de escusa para cerrar estos canales. Pero por vergonzosa que fuese la participación de estos medios, nada justifica la clamorosa falta de libertad de expresión que supone el secuestro de grupos periodísticos. También entenderemos la enemistad con EEUU, el cual parece estar apoyando la acción armada justificándola y quien sabe si incluso participando. Por suerte nada se dice de España, pese a que Chavez hoy se empeñe en incriminar al por entonces presidente Aznar.

Una película que más que un doumental, es historia, pura y dura historia. Un reportaje objetivo que muestra los hechos desde el mismísimo centro de la noticia, teniendo acceso al despacho del presidente y el consejo de ministros. Aunque si se aprecia cierta simpatía por las posturas chavistas.

P.D. No hemos de olvidar que el propio Chavez, teniente coronel del ejército por entonces, intentó un golpe de estado en 1992 que también fue frustrado.


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