Entierro del conde Orgaz, El Greco.
Siempre que pienso en transparencia, me viene a la cabeza mi madre contándome apasionadamente el día que descubrió este cuadro en Toledo y lo maravillada que había quedado al ver la vaporosa tela blanca que viste al clérigo que nos da la espalda en primer término. Todo un derroche de técnica.
Y siglos después, Magritte con una sencillez casi insultante, nos regala esta otra visión de la transparencia. Un sol atardeciendo que cuela sus rayos entre las ramas de los árboles, con descaro, pero no por ello con menos lógica.
¿Cómo llevar esto a la arquitectura?
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