El dramaturgo Piscator, uno de los mayores referentes del teatro alemán prebélico, en la búsqueda de la democratización de este, reniega de los grandes escenarios en los que interpreta sus obras, pues son anacronismos feudales en los que se separa a la sociedad según su extracto social. Es por eso que le encarga a Gropius el diseño de un teatro que sea capaz de hacer justicia y al mismo tiempo, incrementar las posibilidades escénica de las obras grandilocuentes que escribe.
Para ello, el director de la Bauhaus concibe un patio de butacas y orquesta giratorios, pudiéndose convertir en teatro unidireccional enfocado a la escena, o en cámara sinfónica según su uso. O más aun, permitir a Piscator acercar la obra al público de forma más íntima, si los diferentes actos así lo requieren.
El hecho de cambiar el punto de vista del espectador acercándole la representación, convertirla en más íntima o espectacular, ayudando así al hecho escénico, es hoy solo comparable al cine y demuestra el poder que tiene la arquitectura para manejar nuestro sentir en post de las intenciones de su arquitecto.
Inmediatamente me viene a la cabeza el más afamado truco de magia de David Copperfield, en el que hizo desaparecer la estatua de la libertad y que se muestra en el vídeo abajo añadido.
Al igual que Gropius en su Teatro Total, lo que el mago hace es girar el escenario, en este caso sin que el espectador sea consciente de ello, para una vez cambiado su punto de vista, hacerle creer lo que el director de escena quiere que crea. Si para Piscator la intención es hacer la obra teatral más íntima, Copperfield hace "desaparecer" la Estatua de la Libertad.
Este efecto también pone de manifiesto la necesidad de puntos de referencia en la arquitectura. Si nuestros diseños han de responder al entorno en el que se plantean, el hecho de ser conscientes de aquello que nos rodea, nos hará entender mejor el edificio que habitamos, pues de no ser así, podremos engañar a la percepción humana como el mago hace deliberadamente en su truco.
Enlace a un vídeo en el que se muestra cómo Copperfield realiza el efecto: Vídeo
Iñigo,
ResponderEliminarMe gusta la relación que inventas entre Gropius y Copperfield.
¿Sabías que hay un argentino que en el año 30 no solo conoce, sino que se traduce al castellano el proyecto de Gropius, y lo emplea para hacer un ensayo sobre una biblioteca?. Es Borges, claro. Y ese ensayo se convertira tras sucesivas versiones en su archiconocida "biblioteca de babel"
Saludos!!
S. de Molina
Gracias Santiago, siempre vienen bien los ánimos y más cuando la inspiración vino tras leer tu comentario sobre Gropius.
ResponderEliminarEn cuanto a Borges: siendo sincero desconocía la conexión.
Un saludo!!
Me alegro que te fuese util,
ResponderEliminarTambién yo sigo tu estupendo blog!!