Caixa-fórum, Madrid. Arq: Herzog y de Meuron.
Nos encontramos ante una situación a mi parecer muy extraña, pues en las salas museísticas de hoy en día, parece que se quiere negar toda iluminación natural, en favor de la artificial. Así se pretende garantizar la idoneidad lumínica en unos espacios cada vez más polivalentes. Sea cual sea la obra mostrada, esta disfrutará de las condiciones que el artista desee.
Un claro ejemplo es el Caixa-forum. Un volumen casi escultórico, que apenas si abre pequeños orificios por los que dejar pasar la luz natural, pero solo en espacios no expositivos. Las dos fotografías son un buen ejemplo de ello, enseñando lo impenetrable de sus fachadas y la oscuridad de su planta recibidor.
Entonces, ¿acaso este es el futuro?, ¿deberemos hacer museos en los que no exista la noche y el día?, ¿acaso la luz natural no puede ser controlada?. Las técnicas empresariales de El Corte Inglés, exigen que sus centros comerciales urbanos no tengan aberturas a la calle, pues así tu mente se evade del mundo exterior y solo se centra en consumir, siendo muy normal, entrar con el sol aun presente y salir en plena noche cerrada... ¿esto es lo que queremos en nuestros museos?.
Los museos de arte del mañana, hoy ya en muchos casos, parecen avocados a acoger tan solo exposiciones temporales, o en el mejor de los casos, una reducida presencia permanente, lo que nos obliga a los arquitectos a pensar en la multi-funcionalidad de estos. Hemos de ser capaces de mostrar todo tipo de cuadros, esculturas y vídeo. ¿Pero, cual es la forma más adecuada de hacerlo?.
Ampliación del Museo del Prado, Madrid. Arq: Rafaél Moneo.
Me niego a pensar que sea la única forma de exponer en nuestros tiempos, la de cerrarnos al exterior y negar el paso de luz natural. En la ampliación del Prado, Moneo tubo que lidiar con esta temática, pues en las nuevas salas por él dispuestas, solo se expondrían colecciones temporales, y aun así, introdujo desde la cubierta la luz necesaria para iluminar hasta tres plantas por debajo de esta (imagen), mediante un tragaluz.
De igual modo, Siza en Santiago convierta a la luz natural en protagonista y esto no ha impedido que cualquier tipo de artista haya expuesto su obra en idóneas condiciones. Lo mismo podemos decir de Mangado en el museo de arqueología de Vitoria y sus tragaluces que atraviesan planta tras planta y un largo etc.
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