Sima de Grisel, cerca de Tarazona (Zaragoza)
En ocasiones, como este verano, las ganas de moverte, viajar y descubrir nuevos lugares y experiencias se han de acotar a tus proximidades. Es por ello que tomando un café, se planean las excursiones más inauditas, con resultados sorprendentes. Esta al Moncayo fue una de ellas.
Este modesto monte de poco más de 2000 metros y muy próximo a mi ciudad, sin embargo no deja de asombrarme en cada visita. Y la foto de arriba es buena prueba de ello. Se trata de la sima de Grisel. Es un tesoro tan escondido que tan solo con alguien que ya conozca su emplazamiento, seríamos capaces de encontrarla. Al final de un camino y cruzando por fin un campo de árboles frutales, llegas a un conjunto de zarzas que apenas si dejan vislumbrar la imponente oquedad en el terreno. Ya más cerca, se abre ante ti una puerta como la que describe Julio Verne para entrar al centro de la tierra, llena plantas de todo tipo que o bien disfrutan de la humedad y sombra de la piedra, o tratan de trepar hasta la salida en busca de la luz solar. Todo ello amenizado por el constante transcurrir del agua. Por suerte tras bajar un corto tramo de escaleras, alcanzamos un balcón desde el que disfrutar del espectáculo.
P.D. Las fotos no hacen justicia a la verdadera escala de la gigantesca Sima.
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