lunes, 23 de marzo de 2009

De paseo con un fotógrafo

Al principio de este curso, uno de mis profesores horrorizado por la cantidad de fotos que aportábamos para referenciar el solar del proyecto, dijo: ¡ójala que cada foto os costase 30€! así os pensaríais muchísimo más las fotos que tiraseis y no me inundaríais de imágenes que cuentan una y mil veces lo mismo.
Inmediatamente me acordé que yo en una ocasión había paseado por Londres con Naroa y su cámara fotográfica. Lo extraño de su máquina era que hacia fotos solo en blanco y negro y que los negativos eran enormes, por lo que la resolución resultaba impresionante, pero al mismo tiempo salían carísimas, haciendo que ella recapacitase profundamente antes de disparar su objetivo.
Paseando por la orilla sur del Támesis, el Puente del Milenio resulta evidente durante un muy amplio tramo, pero según te acercas a él ves con mayor claridad las cualidades que lo unen al terreno, que lo hacen lógico e inevitable. Mi ojo enseguida me indicó una foto, una imagen que respondía a la existencia del puente. La unión visual de la cúpula de San Pablo con la Tate Modern Gallery, era esa imagen y la pasarela de Norman Foster solo era la materialización del eje focal. Pero sorprendentemente el ojo de la fotógrafa le distrae a otras escenas, escenas que aquellos que no estamos entrenados somos incapaces de adivinar.
Siguiendo aguas abajo, alcanzamos el puente de La Torre de Londres y el ayuntamiento de Norman Foster. Y de nuevo nuestras miradas entrenadas en diferentes disciplinas nos hacen mirar a lugares diferentes.

Me quedé sorprendido el día que me enseñó las fotos, pues no había sido capaz de preveer ninguna de las imágenes que ella había sabido captar. Qué diferente es mirar el mundo con ojos de fotógrafo y ojos de arquitecto, pero de vez en cuando, solo de vez en cuando, nuestras miradas pueden acercarse hasta congeniar.
Hablar en blanco y negro:

De igual modo soy admirador de como los fotógrafos son capaces de decir tantas cosas con una sola imagen, incluso cuando lo hacen sin color.
¿A caso no os vienen a la mente el color verde característico de estas fuentes y el particular sabor de su agua? y esto a pesar de ni tan siquiera ver el agua ni color alguno.

4 comentarios:

  1. hola Iñigo! te escribo para que sepas que sigues teniendo una lectora en tu blog.un besito!xaoo.jejej. Carmen Mut

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  2. mil gracias guapa. espero que te esté gustando aunque sea un poco chapas.;)

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  3. ¿Y tu amiga tiene flickr?...Ya ves, me a entrado curiosidad... Un saludo!!!

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  4. no se ni que es eso, mi iggnorancia de internet es enorme... pero tiene un blog. el link es el que aparece en el mio como: FR2635

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